Porque los hay malos, buenos y ¡gente!
Copyright© Maiskell Sánchez 2009
COMO COMENZÓ A INTERESARME ESTE TEMA
En el transcurso de mi vida, siempre he escuchado hablar a las mujeres del desamor, del maltrato y de la incomprensión del hombre hacia nosotras.
Recuerdo vívidamente el tema de la paternidad irresponsable en mis primeros años de estudiante de publicidad. Recuerdo también que se hablaba de la relación de pareja desde la atención de la mujer hacia el hombre: el bistec más grande siempre era para el hombre de la casa. Escuchaba que el hombre ganaba la plata y los viernes era el día de gastarlos en “tragos” o repartidos con la “otra” que era vecina del mismo barrio.
Mi propia experiencia me enseñó, que esas historias no eran parte de la ficción, del imaginario del venezolano promedio, sino que algunas de ellas eran ciertas y así las viví.
Un día tome clases de escritura de guiones de telenovela (2003) con la famosa escritora Venezolana, Mónica Montañés, quien tenía para sí una frase lapidaria: “hombre no es gente” que justificaba las historias que me habían contado las amigas e incluso algunas mías.
La cosa me pareció que requería un proceso de pensamiento y pasé a observar a los hombres y mujeres que me rodeaban, como hacen los naturistas con los pájaros y las flores.
Muchas mujeres solas en todos los cafés hablando de hombres, por supuesto. Todas quejándose de lo mismo; que si el desaparecido del “tipo” ese no llamó, que si me dio excusas, que si yo que soy una mujer “increíble”, independiente, profesional y todas las “cosas” que hemos escuchado. Por otro lado, los hombres hablando de mujeres y pensando con la única cabeza que les sirve, si, así como leyeron, que les sirve. porque la otra, vamos a estar claras, la desconocemos en la mayoría de los casos. Pero (y aquí viene el pero) descubrí algunas cosas interesantes de ellos que jamás había pensado que les sucedía.
CUANDO ME CONVERTÍ EN MI MEJOR AMIGA
La valoración de que somos mujeres "demasíado" es algo que decimos de la boca para afuera, porque lo que queremos siempre es que el hombre nos valore y cuando no lo hace, nos sentimos destruidas, mal, arrastrando la cobija y pensando que salimos con un “balurdo” de marca mayor, la realidad para mí es que no nos valoramos nosotras por nosotras mismas. Es que bien vista la cosa, no perdonamos ni a nuestro cuerpo diciéndole todo el día: estoy gorda, que si el rollito, que si la cara, que si el cabello, pero ¿hasta cuando vamos a seguir con el maltrato? Si eso lo hacemos con nosotras mismas, ¿cómo es que esperamos que venga alguien a cambiar nuestra mente y nuestra postura sobre nosotras mismas? muy complicado.
ES MEJOR PREGUNTAR QUE NO SABER
Mandé un mail a un montón de amigas, preguntándoles por sus historias con los hombres, y lo que más me entusiasmaba era la idea de tener una base, una información completa para poder escribir un “algo” que dejara claro ese comportamiento absurdo e infantil de arremeter contra la mujer y con muchas ganas de hacerlos responsables de nuestro desamor y comportamiento. Por esas jugadas del destino hablé con un amigo que se arriesgó a decir muchas cosas que me dejaron pensando que esta historia que les cuento, tenía otro lado. Mi amigo Argentino, muy valiente él, me dejó y por escrito, que el desamor no era sólo cosa de mujeres, que él había sufrido mucho por el amor de una mujer indiferente y que también había mujeres que deseaban algo pasajero, que eso de la “llamada del día siguiente” no era esperado por todas las mujeres, que él se había quedado esperando porque una mujer le dijera que lo había hecho bien, que se verían al día siguiente y que pensaba que él era “el hombre de su vida”, es decir, ellos también ven la casita, el perrito, el jardín, la cerca blanca y todas las cosas de lo que llamamos “estar feliz en pareja”
Sus respuestas a mis convicciones me sorprendieron. Salí disparada a preguntarle a mis amigos, qué pensaban ellos de las mujeres que se entregaban el mismo día que las conocían, qué pensaban de las mujeres profesionales que ganaban más plata que ellos, qué pensaban sobre la fidelidad, sobre la belleza, sobre las relaciones con mujeres más jóvenes, y la lista seguía larga. Así supe que ellos no estaban tan interesados en cómo nos quedaban las cejas de perfectas, o la manicure, o los cinco centímetros de más en nuestra cintura.
LO QUE CONSEGUÍ
Toda esta experiencia hizo que me dedicara a hacer una lista de las cosas que me gustan de los hombres.
Aquí va mi lista:
• No consiguen fingir un orgasmo, o la “elevación” de gusto por una mujer.
• Tienen dos botones: ON – OFF.
• Muchas veces no nos entienden, pero siguen empeñados en hacerlo y seguir a nuestro lado.
• Les parecemos atractivas, aunque nosotras ni nos creamos eso frente al espejo.
• Le ponen empeño a la hora de ser amantes, y se sienten bien si nosotras llegamos (o fingimos) nuestro mayor el placer.
• Casi nunca les da miedo la oscuridad.
• Se empeñan en arreglar la plomería, aunque después llamemos al plomero para arreglar el desastre que con tanto entusiasmo se dedicaron a reparar.
• Les importa poco lo que piensen los demás.
• Jamás les pasó por la cabeza martirizarse con zapatos altos.
• Les encanta explorar nuestro cuerpo.
• Siempre se terminan la comida del plato y no se sienten culpables por ello.
• Están dotados de hombros donde una mujer puede dormir sin mucho esfuerzo.
• Están en paz con sus cuerpos, a excepción de la calvicie o alguna que otra obesidad.
• No le temen a las cucarachas.
• Nunca mienten sobre su edad.
• No consiguen vivir sin una mujer.
• Cuando les decimos te quiero, siempre piden que les detallemos cuánto!
LO QUE SIENTO HOY
Seamos lo que queramos, pero seamos nosotras mismas, porque por mucho tiempo actuamos roles, papeles que nadie nos asignó, allí empieza la deformación de lo que queremos (Es que una quiere un príncipe y para eso hay que ser princesa, pero las princesas van al baño, comen cochino, cambian el caucho de su carro, es decir, ¡son auténticas!) Vamos a querer a un hombre, dejémos la cosa con los príncipes que sólo existen en Disney o en las monarquías, donde ya hay bastantes problemas (intriga, infidelidad y afines)
Así que mujeres lindas, espectaculares, inteligentes, vamos a reconciliarnos con esa parte tan fundamental en la vida de una mujer, que es querer a un hombre bueno al lado, dejemos el check list tan estricto que tenemos, seamos flexibles, definamos lo que queremos como amor y no les pongamos tanto peso a los tipos encima! Paguemos el psiquiatra para hablar y que él pague las cosas para disfrutar!!!!
Así nace “hombre si es gente” y esta lista de cosas buenas y otras no tanto, lo convertí en un demo para un programa de radio que me encantaría hacer! (ya tengo varias entrevistas: Alonso Moleiro, Mónica Montañes, Adriana Bertorelli, Frank Quintero, entre otros)
El demo se los pongo si les gusta la idea, y si se les ocurre como puedo hacer para llevarla al aire, pues mejor que mejor!
RECUERDEN: El proyecto se llama "Hombre si es gente", pero no olviden el selling line: Porque los hay MALOS, BUENOS Y GENTE.