viernes, 30 de abril de 2010

Por cinco minutos

Me estacioné en el Celarg, donde Manuel el parquero me dice "chica, tenías días sin venir, párate allí, hoy vas a ser gerente de operaciones". Este divertido juego comenzó cuando estudiaba mi curso con Mónica Montañés, donde todos los miércoles a las cinco de la tarde llegaba a mis clases y Manuel me dejaba pararme en el estacionamiento de PB que está reservado a la directiva de la Casa Rómulo Gallegos. Por ese día, era alguno de los personajes que tiene puestos exclusivos en la planta baja, y así cada miércoles era Gerente de comunicaciones, Director de finanzas, Sub director y unos cuantos personajes más. Ya mis clases terminaron, pero fui a estacionarme allí para ir a la feria del libro en la plaza Altamira.
Llegué a la Plaza y mi cara se convirtió en sonrisa completa al verla llena de tiendas preciosas, mesas y sillas con toldos, gente sentada en la grama, muchos libros y una certeza de que algo diferente estaba pasando en ella. Fue una alegría sentir que por cinco minutos, la plaza con su feria era Venezuela, donde el tema eran los libros, donde disfrutar era el norte, tomarse un café con leche en el cafecito que allí está, ver libros otra vez, comprarlos, reír con la gente desconocida, encontrarse con amigos que no veía hace tiempo, ver sonrisas y gente que estaba tranquila compartiendo sin los aires de furia que rodean mi ciudad.
Me lo disfruté como si estuviera en Europa: poesía al aire libre, cuenta cuentos con cornetas de carro y vista al Ávila, pero me lo disfruté sobre todo porque era en Caracas, la que hoy para mí, limita por el norte con Altamira y por el Sur con Las Mercedes. Hoy, estaba más grande mi ciudad, sentía que podía recorrerla con la confianza de hace unos años, incluso sabiendo que era sólo una plaza muy pequeña, la recorrí en la vastedad de su aire de lo posible y por cinco minutos, al igual que los personajes que me daba el parquero del Celarg, hoy fui aquella de hace unos años atrás, donde caminé con la libertad de mi cartera al hombro y una sonrisa permanente en la cara.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

awww q bonito! me encantan estos posts =)

aquimirandoelavila dijo...

Verdaderamente, es un gran espacio. Ayer me tarde toda mi hora de almuerzo recorriendo editoriales, revisando publicaciones y llenando de libros mi cabeza.
Lo más increíble es conseguirse con amistades en este tipo de eventos, de verdad que alegra mucho encontrarse con amigos en este tipo de eventos. Lastima que no nos cruzamos.

Esta muy bueno tu relato.

Un abrazo.

adriana bertorelli p. dijo...

qué rico que nos hayamos encontrado allí, en uno de los pocos lugares civilizados que aun le quedan a esta ciudad, parecía de mentira y daba la ilusión de una ciudad posible.

lily..lilita...o liliput dijo...

miti que bonitas fotos, me encanta como se ve caracas desde otra perspectiva...cuando miras al fondo te das cuenta que son las edificacione alrededor de la plaza altamira, bonita forma de ver a nuestra tan arruinada caracas