sábado, 5 de julio de 2014

Canarinha, Caipirinha


Los Brasileros tienen esa forma de hablar que suena a música. El fútbol es su religión.
Minuto 7 y Thiago mete gol por una esquina. Mi corazón está con Colombia. Ya empiezo a sufrir con el primer partido del mundial que veo.
James tiene el 10. Neymar tiene el 10. Pienso en la película. ¿Un hombre 10? Maradona no me gusta. Colombia dejó de ser la sopa. Así decimos en Venezuela cuando la toman con un equipo o con una persona. “lo agarraron de sopita”
El partido está bueno. Colombia despierta. Guarín dispara más cerca por favor.
A cuadrado lo marcan en redondo y se defiende más que madre soltera.
Pienso que jugar contra el anfitrión es duro. Van 30 minutos del partido. Colombia despierta.
El juego está tan interesante que sale Hulk. Lo tumban. Aquí todo el mundo cae al piso. A cada rato un golpe. Repiten la caída de Hulk en cámara lenta. No sé quien lo tumbó, solo veo los músculos más definidos. ¡meu Deus! No se pone verde, se ve de buen color.
David Luiz tiene el corte de pelo Valderrama´s Style. Igual Marcelo. Todos los demás lo tienen estilo futbolista de esta década. Menos Falcao. Él lo tiene japonés.
Falcao no fue. Brilló James. ¿Aquí cabe la frase “Todo pasa por una razón”?
El arbitro me cae bien, pero pienso que lo hace mal. Yo no sé nada, pero lo pienso.
Se termina el primer tiempo. Pékerman diles algo. Parece que sí lo hizo. Pero igual veo caras de dolor. Se caen. Los tumban. Y en cámara lenta la cosa duele. Scolari no la tiene fácil. ¡Colombia está despierta!
Hay un gol. Aplaudo. Aquí casi todo el mundo le va a Brasil. Anulan el gol. Sigo aplaudiendo. El arbitro sabe, yo no, pero eso fue gol. Yépez también lo sabe.
David Luiz lo hace en el 69. Ese fue el minuto. Van dos a cero.
Minuto 80. Viene el tiro de James. Canto gol. No hay paliza a cero. Dos a uno. Crece la esperanza. Faltan diez más cinco. No pasa nada. La esperanza se fue.
Se acaba el juego, James llora. David Luiz lo abraza, lo señala, lo apurruña, lo celebra. Celebra a James más que a su equipo y queda en evidencia su grandeza personal. 
Ese es el verdadero “Jogo Bonito” que brindó hoy Brasil. Grande Canarinha. Celebremos con Caipirinha. Arriba Latinoamérica.
Foto de Google sin nombre de autor